Científicos de la Universidad nacional de Rosario (UNR), Argentina y del CONICET diseñaron un método para aislar y aplicar bacterias capaces de volver al trigo resistente a múltiples patógenos e incrementar de este modo su rendimiento sin dañar el medio ambiente.
Entre la UNR y el CONICET, el gobierno provincial y una empresa privada lograron darle forma a una manera de innovar a través de la selección de bacterias que sean más efectivas para el trigo.
Este proyecto es dirigido por el investigador Martin Espariz y contó con el financiamiento de la Agencia Santafesina de Ciencia y Tecnología.
Según explicó Fernán Gizzi, biotecnólogo, integrante del grupo de profesionales que diseñaron este método, las bacterias que son promotoras del crecimiento vegetal tienen la cualidad de ayudar a la planta a crecer a partir de diferentes estrategias: combatir a las otras bacterias que son dañinas, preparar el suelo y sus nutrientes para que las plantas pueden absorberlas mejor y brindarle sustancias a la planta para que esté más activa en su defensa. “Nosotros buscamos todas esas características en las bacterias aisladas. Conformamos una especie de consorcio de bacterias promotoras del crecimiento vegetal para que actúen en las plantas”, agregó.
Algunos de estos candidatos poseen codificadas en su genoma un arsenal de hasta 20 vías diferentes que podrían actuar inhibiendo directamente microorganismos patógenos, o induciendo en la planta un aumento de su resistencia o su desarrollo. “En ciertos casos se trata de vías no descriptivas previamente por lo que su descubrimiento representa una contribución importante a la oferta de soluciones amigables con el medio ambiente para los desafíos que enfrenta el productor agrícola”, explicaron desde el grupo de trabajo.
En este sentido apuntaron que durante los últimos años se validó, en escala de laboratorio por ensayos microbios biológicos el aporte de estas bacterias a la sanidad y la mejora de los parámetros fisiológicos del trigo.
“Incluso en ensayos controlados hemos observado un aumento en el número y peso de los granos a cosecha”, destacaron. La idea es que en dos campañas puedan tener los resultados que demuestren el impacto sobre el rendimiento de las formulaciones con combinaciones de bacterias benéficas.
El equipo de profesionales multidisciplinarios dirigidos por Martin Espariz está conformado por biotecnólogos: Tomás Petitti, Mariano Torres Manno, Alejo Casal y Fernán Gizzi; la ingeniera agrónoma Silvia Toresani y miembros del Instituto de Ciencias Agrarias del Litoral.
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