La participación de las mujeres en espacios de trabajo y de liderazgo se ha incrementado considerablemente en los últimos años. Sin embargo, hay todavía mucho trabajo por hacer.

 

En el sector agropecuario, son cada vez más los movimientos de mujeres que se hacen oír para lograr visibilidad e igualdad en el acceso a las oportunidades.

 

“Somos un tercio de la población global y un 43% de la mano de obra agrícola en el mundo. Son cifras abrumadoras para pensar que no tenemos la visibilidad suficiente”, indicó la ingeniera agrónoma María Beatriz “Pilu” Giraudo, productora agropecuaria, e integrante de la Red Mujeres Rurales.

 

“Es un primer gran paso, pero nosotras no queremos quedarnos solo en la visibilidad, estamos convencidas de que tenemos que mostrarnos, pero tenemos que unirnos para la acción colectiva, potenciar lo que cada una viene haciendo y ser transformadoras de las situaciones de mayor vulnerabilidad de muchas mujeres rurales”, explicó Giraudo con respecto a la conformación de la Red de Mujeres Rurales, integrada por más de 500 productoras, representantes de 14 provincias argentinas.

 

“La idea de la red es visibilizar y tomar conciencia acerca de la herramienta de oro que somos las mujeres en el sector agroindustrial mundial, en distintos lugares y distintos roles. En la diversidad de mujeres que integramos la red seguimos viendo con preocupación no solo la brecha salarial que hay entre el hombre y la mujer, sino la brecha en el acceso a los lugares de máxima decisión. El conocimiento de la mujer, con esa territorialidad y cercanía es un valor agregado que debe tenerse en cuenta” afirmó Ingeniara Agrónoma.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres rurales producen casi la mitad de los alimentos que se consumen en el planeta, no obstante, menos del 20% de los propietarios de tierras a nivel global son mujeres y en las zonas rurales, la brecha salarial de género llega al 40%.
Las mujeres cumplen un rol fundamental en la producción agropecuaria y el suministro de alimentos sin embargo, su participación en la conducción de empresas y entidades del sector es mínima cuando no nula.

 

Según reveló una encuesta realizada por Map of Ag los hombres representan el 87% de los profesionales del sector agropecuario, mientras que las mujeres, en promedio, sólo el 13%.

 

Hablar de mujeres de campo es hablar de diversas situaciones sociales, económicas, culturales, geográficas, laborales, productivas y estructurales.

 

Más allá de la condición en una empresa o el tema salarial, para Pilu Giraudo la peor desigualdad esta en los entornos: la falta de conectividad, de infraestructura, de acceso a la educación y herramientas de trabajo y el incentivo para distintas producciones locales. “Allí es donde la Red se plantea la unión de todas las mujeres rurales para lograr la transformación de estos entornos”.

 

En muchos casos, las mujeres rurales trabajan de manera informal, sin remuneración ni obra social, y se encuentran sobrecargadas de trabajo al superponerse las tareas productivas con las familiares y domésticas El contexto de la pandemia de Covid-19 volvió mucho más crítica esta situación. A las tareas diarias se sumó el cuidado de hijos que ya no asistían a clases y de enfermos, así como la asistencia escolar.

 

Asimismo, la violencia de género se incrementó en muchos hogares, tanto en el ámbito rural como urbano, en todo el mundo.
Sin dudas el empoderamiento de las mujeres ha llegado al sector agropecuario. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer. Son muchas aún las barreras sociales y estructurales que perpetúan la discriminación de género y la inequidad en el ámbito rural.

 

“La unión y la acción colectiva son la mejor medicina para vencer los obstáculos” enfatizo Giraudo, líder de la Red de mujeres rurales.