Organizada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), se llevó adelante un encuentro para lograr el intercambio de experiencias relacionado con los criterios y visiones que tiene América Latina específicamente para el sector agropecuario. El mismo contó con la presencia de Fernando Vila, Consultor especialista en gestiones de riesgo agropecuario en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, Marcelo Girardi Secretario General de ALASA. y Miguel Arango, especialista Senior de desarrollo financiero en la vicepresidencia del sector privado en CAF.

 

Como disparador para conocer las distintas opiniones, se puso el eje en cómo lograr sostener el abastecimiento de los alimentos de la canasta básica a pesar de la gran cantidad de problemas que trajo la pandemia de COVID-19.

 

Para comenzar, Fernando Vila destacó el papel fundamental de las políticas públicas, considerando a la amenaza la vulnerabilidad y el riesgo, componentes claves a tener en cuenta.

Específicamente en el sector del agro, el objetivo es descifrar cuál es la amenaza, dónde y cuándo se espera y con qué frecuencia puede ocurrir. Esa amenaza afecta naturalmente a bienes y personas y el resultado debe depender de la vulnerabilidad de los mismos. Y es allí donde se debe trabajar, Identificando el riesgo al que están expuestos y tomando decisiones para reducirlo.

 

“Previo a la pandemia América Latina presentaba una variabilidad en la oferta de alimentos mayor al promedio mundial que se vio afectada principalmente por el cambio climático Luego del COVID-19, la región enfrentó reducción en las producciones nacional y local, disrupciones en la distribución interna de alimentos y restricciones al comercio internacional. Para hacer frente a esto es necesario políticas con un enfoque en seguridad alimentaria que abarque en el conjunto del sistema agroalimentario, considerando todos los eslabones de la cadena de suministro de insumos y alimentos y teniendo presente las características socioeconómicas de los actores que componen la cadena productiva”, resaltó el representante del IICA.

 

Según el Consultor, es fundamental una visión holística de lo que es el sistema de agro negocios incluyendo al Estado a las entidades financieras a proveedores, distribuidores, productores agropecuarios, acopiadores y exportadores.

 

“Un evento extraordinario como es una sequía en soja repercute necesariamente por ejemplo en el proveedor de Insumos que no tiene las posibilidades de cobrar los insumos que le compró el productor, a su vez en la copiadora no tiene materia prima como para poder procesar eventualmente. Es allí donde deben aparecer los instrumentos de transferencia de riesgo para poder dar cobertura al conjunto de los distintos operadores y a su vez el Estado contratar su propia cobertura para cubrir aquellos eventos que el seguro comercial no puede asumir” ejemplifico Vila.

 

Marcelo Girardi, representante de ALASA, se refirió a las cuestiones climáticas y las consecuencias que estas acarrean en el sector. Para Girardi, sequias, inundaciones y distintas catástrofes climáticas, afectan considerablemente la producción de alimentos y generan grandes pérdidas económica”. Esto nos lleva a mirar y analizar los seguros como instrumentos financieros que son uno de los mejores complementos que tenemos para los créditos y el desarrollo agropecuario en todos los países de América Latina” aseguro el Secretario General de ALASA.

 

“Podemos ver que hoy nuestro continente, con una facturación que supera los 1000 millones de dólares de prima en materia de seguros agropecuarios, tiene una participación relevante, aunque todavía queda mucho por crecer. En algunos países todavía falta mayor participación de empresas privadas que se incorporen a este tipo de ofertas de cobertura para todos los agricultores”, aseguró.

 

En concordancia con lo expuesto por Vila, Girardi considero que en los distintos países de Latinoamérica se ven algunos esfuerzos institucionales y que se ha ido avanzando en el refuerzo del compromiso para el entendimiento gubernamental en conocer y entender la problemática. “Cada país debe establecer los niveles de riesgo y vulnerabilidad que asume y definir básicamente en nivel del mismo”, agregó.

 

“Cada segmento o capa de riesgo tiene acorde un instrumento, una herramienta financiera, determinada y especifica que se adapta mejor a cada necesidad” destacó Marcelo Girardi. Por su parte, Miguel Arango, especialista senior de desarrollo financiero vicepresidencia del sector privado CAF, destacó la importancia de la información al referirse a los riesgos agropecuarios a los que se enfrenta el sector, como el agro climático el sanitario el financiero y el riesgo de mercado, teniendo en cuenta la cada fase de gestión que implica conocerlos prevenirlos reducir los asumirlos y transferirlos. Para Arango, hay problemas de información muy graves que no le permiten al sector agropecuario y financiero tener datos que ofrezcan productos adecuados y esa deficiencia tiene que ver con el ciclo de vida del dato. Existen problemas en la creación captura, almacenamiento, procesado, análisis visualización y publicación de los datos. Y esto fue justamente el disparador que llevó a la conceptualización de SIGRAI, Sistema de información para la Gestión de Riesgos Agropecuarios. El mismo, está pensado para ofrecerles información a los grupos interesados principalmente los productores, instituciones y empresas.

“Necesitamos la formalización del sistema de gestión de riesgo, tener tanto normas como instituciones que se encarguen en cada país de trabajar estos temas. Esto no puede ser una política pública etérea, un decreto o una resolución. Sino que tiene que verse reflejado en arreglos institucionales precisos”.

 

Según el Secretario General de ALASA, en Latinoamérica, a diferencia del resto del mundo, nuestra sociedad todavía necesita evolucionar y entender qué hay disponibles y qué herramientas existen financieramente. “Son nuestros Estados los que primero deben identificar esta necesidad y esta realidad para empezar a desarrollar políticas públicas apoyadas en el desarrollo agropecuario. Toda inversión, todo desarrollo productivo requiere de financiamiento como un factor de adaptación a esta situación de mayor volatilidad climática. Ahí es donde desde el seguro tenemos que colaborar con productos simples, sencillos adaptados a cada nivel y a cada requerimiento con costos acordes. El crédito es el motor del desarrollo agropecuario más importante y más fuerte y los seguros o cualquier instrumento de transferencia de riesgo van a generar la sustentabilidad y la estabilidad de ese flujo de fondos que necesitamos darles a todos los segmentos de la población”, concluyó.

 

La coincidencia fue unánime entre los exponentes al considerar a la información una herramienta sumamente necesaria para encarar los nuevos desafíos, contando además con el trabajo, la responsabilidad, la interacción y el compromiso de todos los actores de la cadena productiva.